jueves, 13 de diciembre de 2007

Home


A propósito de home
Esta es la ilustración para el "The Second Int´l Annual Exhibition of Dictionnary Illustrations, titled "Home",
sponsoreado por "DOT", a group of Iranian Children´s Book Illustrators.
creo que hay más info en www.loghatname.blogspot.com

Precario, roto, de cartón.
Lamentablemente nuestro home es a veces así.
Yo quisiera que el techo sea un derecho, aunque quede torcido.
Me llaman utópica, idealista, ridícula.
El tono es, a veces, de insulto. Pero yo, yo, soy muchos.

Y abajo más extractos de “Here” / “Aquí”, del libro de John Berger “And our faces, my heart, brief as photos” / “Y nuestras caras, amor mío, fugaces como fotos” Traducción de Lupe García Redondo

El “home” sustituto tiene poco que ver con un edificio. El techo sobre la cabeza, las cuatro paredes, se han convertido, como si dijéramos, en seculares: independientes de todo lo que se guarda en el corazón y es sagrado. Esta secularización es la consecuencia directa de las condiciones económicas y sociales: alquiler, pobreza, hacinamiento, urbanismo, la especulación de la propiedad. Pero finalmente es la consecuencia de la falta de elección. Sin una historia de elección, ninguna vivienda puede ser un “home”.

Con la vivienda tradicional, que era un “home”, la elección había sido ancestral, incluso anterior a la memoria vivida, pero todo acto de mantenimiento o mejora reconoce repite la primera elección, que no se debe al gusto, sino a la revelación de haber elegido un lugar donde se cruzaron las dos líneas de vida. Hoy en día, las elecciones abiertas a mujeres y hombres –incluso entre los menos privilegiados- son sin duda más numerosas que en el pasado, pero lo que se ha perdido irremediablemente es la elección de decir: éste es el centro del mundo.

A pesar de esto, girando en círculos el desplazado preserva su identidad e improvisa una protección. ¿Construida con qué? Con hábitos, con el material en bruto de la repetición convertido en protección. Los hábitos implican palabras, bromas, opiniones, gestos, acciones, incluso la forma en cómo se lleva un sombrero. Los objetos físicos y los lugares –un mueble, una cama, la esquina de una habitación, un bar en particular, la esquina de una calle- suministran la escena, el lugar del hábito, aunque no son ellos, sino el hábito el que protege. El mortero que contiene este “home” improvisado junto –incluso para un niño- es la memoria. En él se ordenan recuerdos visibles, tangibles –fotos, trofeos, souvenirs- pero el tejado y las cuatro paredes que salvaguardan las vidas en su interior, éstos son invisibles, intangibles y biográficos.

Para los menos privilegiados el “home” no es representado por una casa, sino por una práctica o un grupo de prácticas. Cada persona tiene la suya. Estas prácticas, elegidas y no impuestas, ofrecen en su repetición, y en su transitoriedad –como debe ser- más permanencia, más protección que ningún alojamiento. El “home” ya no es más una vivienda, sino una historia por contar de una vida mientras se vive. Y en toda su brutalidad, “home” no es más que el propio nombre –mientras que para la mayoría de la gente uno es anónimo.

La experiencia de los emigrantes recién llegados es diferente a la del establecido proletariado “indígena” o sub-proletariado. El caso del desplazamiento, el desarraigo, el abandono vivido por el emigrante es la forma extrema de una experiencia más vasta y general. El término “alineación” lo dice todo. (Sería posible hablar del “desarraigo” de la burguesía con su casa en la ciudad, su casa en el campo, sus tres coches, sus varias televisiones, su cancha de tenis, su bodega –podría ser posible, sin embargo no me interesa nada de esta clase, puesto que no hay nada nuevo que descubrir en ella que sirva para un futuro).

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Cola de esperanza




Dibujos expuestos en las columnas de la casa argentina en París
A continuación más extractos de mismo libro de Berger: “And our faces, my heart, brief as photos” / “Y nuestras caras, amor mío, fugaces como fotos” traducido por Lupe Grarcía Redondo.

El cruce de las dos líneas, el sosiego de las promesas de su intersección, residía probablemente allí, en el embrión, en el pensamiento y las creencias de la gente nómada, pero ellos llevaban consigo su línea vertical, de la misma forma que probablemente llevaban el asta de la tienda. Quizá al final de este siglo de transportación sin precedentes, los vestigios de ese sosiego permanezcan en los sentimientos inarticulados de muchos millones de personas desplazadas.

La emigración no sólo implica dejar atrás, cruzar océanos, vivir entre extraños, sino también la derrota del sentido último del mundo y –en un extremo- el abandono de si mismo en lo “irreal”, que es el absurdo.

La emigración, si no ha sido forzada a punta de pistola, puede conducir tanto a la esperanza como a la desesperación. Por ejemplo, para un campesino la autoridad tradicional de un padre puede parecer un caos más opresivo que cualquier otro. La pobreza del pueblo puede parecer más absurda que los crímenes de una metrópolis. Vivir y morir entre extranjeros puede parecer menos absurdo que vivir perseguido o torturado por un compatriota. Todo puede ser cierto. Pero emigrar es siempre desmantelar el centro del mundo e introducirse en otro, perdido, desorientado... de fragmentos.
[...]
Baudelaire fue uno de los primeros en describir el desarraigo de la multitud en las nuevas ciudades:
“...como fantasmas errantes y sin techo,
lamentando con insistencia”

La sentencia –no la poesía- generaliza demasiado. El sentimiento real de pérdida mantiene viva una expectación. Qué fácil es perder la visión de lo que es históricamente invisible –¡como si la gente sólo viviera historia y nada más!

La ingenuidad popular es históricamente invisible. Ocasionalmente, agrupada en torno a la acción política, se hace visible. El resto del tiempo es usada a diario para la supervivencia personal clandestina. En el nivel práctico evitando, agarrando, empujando; y en el nivel físico girando en círculos con el fin de preservar la propia identidad. Las masas, la requerida mano de obra anónima, continúan siendo una población de individuales, a pesar de sus condiciones de vida y de trabajo, a pesar de su desplazamiento. Y la base de cada una de esas individualidades es como un “home”.